SAINTE-AMARANTHE_Señora de / Madame de_Jeanne Louise Françoise Desmier d'Archiac de Saint-Simon, Madame Davasse de Saint-Amarand alias Madame de Sainte-Amaranthe (Saintes, Francia, 16-05-1751 / París, 17-06-1794), fue una célebre dama de la alta sociedad parisina que acogía en su 'salón' de la calle Vivienne a la élite de la época e hizo de anfitriona del famoso Club 50 ubicado en el Palais-Royal.
Hija del militar Étienne Louis Desmier d' Archiac, Marqués de Saint-Simon (1709-1798), Teniente-General de los Ejércitos del Rey, y por un asunto amoroso que comprometió su reputación, se vio prontamente obligada a casarse un 24 de agosto de 1771 con el hijo de un perceptor general de impuestos, Monsieur Davasse de Saint-Amarand, de procedencia burguesa. Sin embargo, el matrimonio sería un sonado fracaso al arruinarse éste en el juego; ahogado por sus acuciantes deudas y perseguido por la justicia, Monsieur Davasse de Saint-Amarand opta por huir a España dejando tras de si a su esposa con dos hijos a cargo y sin recursos.
La pobre dama consigue salvarse de la miseria gracias a la protección y ayuda económica del Príncipe de Conti. Éste la instaló durante un tiempo en el Hôtel de Jonchères hasta que pudo encontrar una casa en la parisina calle de Vivienne, dónde abrió un "salón" mundano. Tuvo entonces varias aventuras amorosas con aristócratas conocidos, como el Vizconde de Pons, a quien se atribuye la paternidad de su hija Émilie. Un tiempo después, se cruza con un tal Joseph Aucane, un negociante procedente de las colonias de ultramar que le empujará a transformar su 'salón' en una casa de juegos para la élite parisina. A partir de ese momento, la dama cambia su nombre de casada por el más aristocrático de Madame de Sainte-Amaranthe.
El juego, más que una moda, se había convertido en una costumbre y casi en una obligación social para la alta nobleza francesa. Los cortesanos perdían sumas estrafalarias en las mesas de juegos de Versailles, sobretodo en "el Juego de la Reina", y en París, donde se encontraba el triángulo de las casas de juego más conocidas: en la Plaza de las Victorias, en la Bolsa o en el Palais-Royal, y que entonces se llamaban academias de juego. El año de 1780 fue el "bum" de esos clubes para ludópatas, y se multiplicaron hasta tal punto que el gobierno empezó a controlarlos con severidad y, en un momento dado, a prohibirlos por llevar a la ruina a muchas familias distinguidas de la corte.
Puesto que Madame de Sainte-Amaranthe había conseguido atraer a una brillante clientela en su "salón" de la calle Vivienne, se dejó convencer por Aucane para que adoptase el papel de anfitriona distinguida de una casa de juegos del Palais-Royal. Gracias a sus relaciones mundanas, la dama consiguió el financiamiento necesario para montar el lucrativo negocio, contando con los fondos aportados por el Conde de Sartine, el Conde de Laborde de Méréville y el genovés Persico. Por fin, en 1792, pudo abrir las puertas de su establecimiento bautizado como el "50" y sito en el nº 50 de las arcadas del Palais-Royal, donde concurría la flor y nata de París. Gracias al lujo de su suntuoso y estudiado decorado, a la calidad de las cenas que se servían, a la diversidad, al número de personalidades que acudía (entre ellos ex nobles y notorios revolucionarios), el club se convirtió durante meses en el nº1 de las atracciones del Palais-Royal. Celebridades como el Conde de Tilly o el actor Fleury, estrella y accionista de la Comedia-Francesa, contribuyeron a que el local adquiriera mucha fama.
Sin embargo, por culpa de las sangrientas matanzas de septiembre, una asustada Madame de Sainte-Amaranthe prefirió huir con sus hijos a Rouen (Ruán) por espacio de 3 semanas hasta que se calmasen las ansias asesinas de los revolucionarios. En esas tres semanas, su joven hija Émilie contraería matrimonio con el Conde Charles Marie Antoine de Sartine, de unos 15 años mayor que ella.
Los acontecimientos del 10 de agosto de 1792, llevaron a Madame de Sainte-Amaranthe a solidarizar su establecimiento con el movimiento contra-revolucionario. En el club "50" se reconocía entonces a la Princesa de Nassau y ex marquesa de Soyecourt, y a la hija de ésta (futura Duquesa de Decazes), al embajador sajón De Cetto, a los Condes de Kératry y de Preissac que dirigían una fábrica de falsificación de asignados, a los condes de Sartine, de Maupeou y de Miromesnil, hijos los tres de ex ministros del rey Luis XVI, al principal financiador del club, el Conde de Laborde de Méréville, e incluso a miembros del partido de los "montañeses", todos muy politizados. Pronto empezaron a llover denuncias políticas contra el "50", señalándolo como un nido de contra-revolucionarios y corruptos. Pero, gracias a la protección del hermano de Robespierre, Augustin (¿quizás fuera amante de la anfitriona del club?), todas aquellas denuncias fueron archivadas durante 1793.
A raíz de la instrucción del proceso contra Danton, a quien querían implicar en turbios asuntos político-financieros, se volvió a denunciar al "50" como punto de reunión de contra-revolucionarios y estafadores. Madame de Sainte-Amaranthe y sus hijos fueron entonces arrestados y encarcelados en la prisión de Sainte-Pélagie, luego transferidos con todo un tropel de gente a otra cárcel y, poco después formalmente implicados, pese a la oposición de Maximilien de Robespierre, en un complot cuyo objetivo era asesinarle.
Pese a sus protestas y a las de Sartine y Robespierre, Madame de Sainte-Amaranthe y sus hijos, Émilie y Louis (de 16 años), fueron incluídos en la gran hornada de los inculpados y llevados hasta la guillotina el 17 de junio de 1794.
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